La viceministra de exteriores Mbarka Bouhida ha confirmado que Madrid y Rabat están negociando una solución final de la “guerra química”, es decir uso de gases de mostaza por parte del ejercito español contra la revolución de Rif en el norte de Marruecos entre 1924 y 1925, sin ofrecer más detalles. Se trata de un hecho sin precedentes porque España nunca quiso reconocer esta guerra para evadir las consecuencias políticas, morales y la indemnización a los rifeños.
Respondiendo este martes 23 de diciembre a una pregunta del grupo socialista acerca de la guerra química española en la zona de Rif, la viceministra dijo que “la guerra química es un tema nacional sensible” y añadió que “hay que abordarlo con un sentido de responsabilidad debido a su dimensión humana, histórica y política”.
Añade que este tema se está siendo tratado en el marco de las buenas relaciones hispano-marroquíes, y “Pedimos a Madrid una iniciativa valiente”, y subrayó que “Ambos países están negociando una solución final para este tema”.
La declaración de la responsable marroquí es una sorpresa política porque los gobiernos de turno en la Moncloa siempre rechazaron abordar la cuestión de la guerra química con Marruecos. Tampoco el gobierno marroquí la planteó oficialmente en el pasado. Por lo tanto, es la primera vez que España acepta tratar esta cuestión con Rabat.
Algunos partidos españoles como ERC e IU plantearon en el parlamento español la cuestión del uso de los gases tóxicos contra la revolución rifeña, exigiendo al gobierno la indemnización de los rifeños y reconocer la responsabilidad política de España, pero los gobiernos del PP y el PSOE siempre rechazaron.
Después del desastre de Anual, el ejército español y con el apoyo del francés recurrió al uso de las gases tóxicas “mostaza” contra la revolución rifeña liderada por Mohamed Abdel Karin Jattabi.
Los activistas de derechos humanos y políticos en la región del Rif empezaron a plantear este tema desde finales de los años noventa y lograron convertirlo en una cuestión que hace presencia de vez en cuando en el debate político en Marruecos y en España.
Los activistas rifeños exigen a España la indemnización y reconocer su responsabilidad histórica. Confirman que la región de Rif en el norte de Marruecos sigue sufriendo las secuelas de esta guerra química, registra la tasa más alta de los casos de cáncer en todo el norte de África.