En 2022, Francia perdió su posición de socio comercial principal para la región del Magreb, en particular Marruecos, Argelia y Túnez. En el 2023 está perdiendo su condición de socio político privilegiado debido a las tensiones diplomáticas entre París y las capitales de la región. . La visita del Presidente argelino Abdelmadjid Tebboune a Rusia ilustra este importante cambio.
En la práctica, Italia se convirtió en el primer socio comercial de Túnez en 20222, también es el primer socio de Libia, mientras que España ocupa esta posición en el caso de Marruecos, así como en Mauritania, y Francia perdió hace años la condición de primer socio comercial con Argelia en beneficio de China.
La visita del presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, a Francia se esperaba desde hace varias semanas, tras haber sido aplazada el pasado mes de abril debido a la situación social en Francia: manifestaciones y huelgas. Los dos países anunciaron su deseo de desarrollar sus relaciones, especialmente desde que Argelia devolvió hace tres meses a su embajador en París, que había sido retirado el pasado mes de febrero. Argelia desea reanudar el diálogo con París para suavizar la relación con la UE. Por su parte, París busca reforzar su posición en Argelia tras sentir la fuerte competencia de países como Alemania, Italia y Turquía, así como de China.
El proceso de acercamiento se ha desvanecido: por un lado, Argelia canceló la visita de su Presidente a Paris e incluso añadió palabras adversas contra Francia a su himno nacional, lo que indica que Argelia considera a Francia un “enemigo”. La decisión de Argelia es un emocionante punto de inflexión, que indica que las relaciones bilaterales han entrado en el espinoso túnel diplomático.
La tensión argelino-francesa se debe a dos factores, el primero es el objetivo de Argelia de convertirse en el interlocutor privilegiado de Francia en el norte de África y en la región del Sahel, sobre todo en temas sensibles como la lucha contra el terrorismo y el conflicto del Sáhara. El segundo factor es que Francia debe reconocer los crímenes cometidos durante la ocupación. París considera que Argelia no puede reclamar un trato preferente en un momento en que pretende reforzar la influencia de China y Rusia en la región del Sahel y el Mediterráneo occidental, en detrimento de los intereses franceses. La visita del Presidente Tebboune a Rusia esta semana marca un importante punto de inflexión en el declive de la influencia francesa.
Las relaciones entre Túnez y Francia también son tensas, ya que Túnez ha empezado a considerar a Italia como su opción estratégica para el futuro, especialmente bajo el gobierno de extrema derecha en Roma dirigido por Giorgia Meloni, que no está interesado en la democracia ni en los derechos humanos, sino que ve a Túnez como una barrera contra la inmigración africana.
La mejor ilustración de la crisis francesa en el Magreb sigue siendo la fuerte tensión diplomática entre París y Rabat, ya que se produce entre dos países que mantienen estrechas relaciones desde hace mucho tiempo. Uno de los últimos episodios de la crisis fue la cancelación por parte de Marruecos de la visita del jefe de la patronal francesa “Le Medef”, Geoffroy Roux de Bézieux, que debía participar en una cumbre de cooperación económica en Casablanca el 26 de este mes.
Francia acusa a Marruecos de traición por el supuesto espionaje del teléfono del presidente Manuel Macron mediante el software Pegasus, según el novelista franco-marroquí Tahar Benjelloun en declaraciones al canal de televisión israelí I24, que además habló de un rifirrafe entre el rey Mohammed VI y el presidente Macron por el uso de Pegasus por parte de los servicios de inteligencia marroquíes. Tahar Benjelloun, cercano al palacio real, no puede revelar semejante versión de la crisis sin luz verde de Rabat.
Francia también acusa a Marruecos de presionarle para que adopte una postura favorable a su soberanía sobre el Sáhara. El antiguo embajador de Francia ante Naciones Unidas, Gérard Araud, ha acusado a Rabat de chantajear a París para que reconozca la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
El presidente Macron no es bienvenido en Túnez, el presidente argelino ha preferido visitar Moscú en vez de París, mientras que Marruecos no ha respondido a la petición de Macron de visitar Rabat, todos ellos son indicios del declive de la influencia política francesa. Paris aún no ha desarrollado una estrategia alternativa para preservar su influencia en el Magreb, aunque los expertos franceses hablan de un declive parcial de la influencia francesa que podría ser pasajero, pero Francia, aunque ya no sea el principal interlocutor, seguirá figurando entre los principales interlocutores y socios económicos en la región norteafricana durante al menos las próximas dos décadas.