La crisis entre Marruecos y Francia persiste desde hace un año y ambos países no han logrado alcanzar una solución, mientras tanto, España se beneficia de la situación y se ha convertido en el interlocutor principal de Rabat en la Unión Europea.
El pasado lunes, el ministro de exteriores de Marruecos, Salah Din Mezuar anunció que va a visitar Paris el viernes de esta semana para abordar con su homólogo francés Laurent Fabius los mecanismos para superar la actual crisis que dura desde hace un año.
El anuncio de la visita ha sido una sorpresa política y mediática porque era Fabius quien tenía que desplazarse a Rabat como anunció en el senado el día 15 de enero en el Senado francés, pero ocurrió lo contrario. Sin embargo, hubo otra sorpresa, durante la noche del martes, Mezuar anuló su visita sin ofrecer explicación ninguna a la prensa y la opinión pública marroquí.
La diplomacia marroquí es poca comunicativa, no suele ofrecer explicaciones o aclaraciones, y se refugia en el silencio, aumentando así las incógnitas y las interpretaciones, en este caso, acerca de los motivos que llevaron a la anulación de la visita de Mezuar.
La prensa marroquí cree que Rabat aplazó la visita al darse cuenta de que no va a lograr unos resultados aceptables como la reforma de los convenios judiciales para evitar en el futuro casos como la decisión de la justicia francesa perseguir a los responsables marroquíes.
La crisis empezó el 20 de febrero pasado cuando unos policías se dirigieron a la residencia del embajador marroquí en Paris para llevar al jefe de los servicios secretos DST, Hamouch ante un juez francés que instruye una querella de tortura presentada por unos marroquíes, algunos de nacionalidad francesa, contra este responsable.
La situación se agravó más en los meses posteriores, porque otros marroquíes recurrieron a la justicia francesa contra varios responsables de Rabat, entre ellos Mounir Majidi el secretario personal del Rey Mohamed VI y también contra el ex inspector general del ejército marroquí, Abdel Aziz Benani.
A raíz de estos acontecimientos, Marruecos decidió disminuir la cooperación judicial y en seguridad. El Eje Rabat-Paris que era durante décadas muy activo y un ejemplo de cooperación en las relaciones internacionales, de repente pierde calor y una crisis grave hace presencia desde un año aproximadamente.
Mientras tanto, España es el país que se beneficia de la actual crisis entre Marruecos y Francia. Los gobiernos de Madrid siempre se quejaban hasta hace poco del desequilibrio en las relaciones hispano-marroquíes a favor de los franceses. Pero esta vez, España se ha convertido en el primer socio comercial de Marruecos y su principal interlocutor en la Unión Europea.