Marruecos ocupa una posición poco honorable en la clasificación de desarrollo humano de Naciones Unidas, debido a su retraso en sectores claves para el progreso del país, entre ellos la sanidad. La situación en este sector se ve agravada por los datos oficiales que revelan que alrededor de 700 médicos abandonan Marruecos cada año en busca de mejores perspectivas profesionales en el extranjero.
El sector sanitario marroquí es el peor en comparación con los países ribereños del Mediterráneo, tanto en su orilla norte como en la sur. La diferencia es enorme si comparamos el sector sanitario de Marruecos con el de su vecino del norte, España, y está por detrás del de su vecino del este, Argelia.
El sector sanitario público se ha deteriorado en las tres últimas décadas como consecuencia de tres factores: los recortes presupuestarios, la política de austeridad del Estado contra el sector, al que considera improductivo, y la falta de control sobre la gestión del sector, además del fomento del sector privado y, por último, la fuga de médicos y enfermeras, ya sea al sector privado o al extranjero.
En los últimos días, el parlamento marroquí ha debatido el problema del sector sanitario y la fuga de médicos al extranjero. Sin embargo, los parlamentarios no han propuesto ningún proyecto de ley para resolver este difícil problema.
El estudio de la Asociación de Profesores de Medicina del Sector Privado, titulado “Fuga de cerebros en el ámbito médico en Marruecos: ¿amenazas u oportunidades?”, reveló la gravedad de la situación sanitaria, ya que Marruecos pierde entre 600 y 700 médicos cada año. Explicó que esta cifra representa el 30% de los médicos actualmente en formación, precisando que esta migración incluye todas las categorías, desde los estudiantes de medicina hasta los médicos especialistas y los profesores.
Al mismo tiempo, el 80% de los médicos residentes se niegan a trabajar en el sector público, y casi el 100% de los especialistas formados se niegan a seguir trabajando en el sector público después de terminar su formación.
El gobierno marroquí no tiene ninguna estrategia para reforzar el sector público, sino que se esfuerza por fomentar el sector privado a pesar del nivel de pobreza de Marruecos. De este modo, repite su estrategia aplicada al sector de la educación, en el que ha respaldado la enseñanza privada.